Tras pasar la noche en Yellowstone, toca abandonar el parque. Lo peor que tiene es que está muy lejos de todo, en nuestro caso a más de 1.000 km de nuestro siguiente punto de interés en Moab (Utah) para hacer rafting en el río Colorado. En un primer momento, decidimos partir esta etapa haciendo noche en Salt Lake City que se encuentra más o menos a medio camino, pero encontramos que un poco más al norte en Logan coincidía que ese día había un rodeo, así que para allí nos vamos. Al final, tras ya tener todo cogido tuvimos que adelantar el rafting al viernes, y como empieza a las 8 de la mañana no nos quedó otra que comernos las 5 horas que hay desde Logan a Moab de noche y con 3 horas de sueño.
En fin, 100 km de salida hasta el parque, cruzamos parte de Wyoming, Montana y Idaho para entrar en Utah, el paisaje cada vez menos montañoso y con grandes llanuras donde pasta el ganado, vemos muchos caballos y las rectas son kilométricas y aburridas de conducir.
Las poblaciones son escasas y más allá de la autopista inexistentes, sólo llanura y monte, conduciendo por aquí te das cuenta de lo enorme que es el país y de lo poco poblado que está con respecto a Europa, las zonas virgenes son tremendamente extensas y cuesta divisar poblaciones que sean algo más que un rancho.
Tras 5 horas de camino, sobre las 13.30 llegamos a nuestro primer destino, Logan. Como no pudimos anular la reserva de hotel, aprovechamos y hacemos el Check-in para ducharnos y descansar un rato antes de comer. El hotel una pasada, es un Best Western y es el típico motel de película donde aparcas el coche a la entrada tras pasar un arco y hay habitaciones en dos alturas. La habitación, la mejor hasta el momento:
Como va a ser un día duro y estamos ya de sandwiches hasta las cejas, decidimos que hoy toca steak. Preguntamos en recepción dónde conseguir el mejor de la ciudad y nos manda al Texas Roadhouse y no defraudó. Se portaron extraordinariamente bien con nosotros, y la comida insuperable. Comimos un plato de ribs con un solomillo enorme, ensalada cesar, cheese cake y una limonada al melocotón helada muy buena. Mira que a mí no me gustan mucho las costillas y menos con salsa barbacoa, pero es que estos ribs se deshacían en la boca, buenísimos, el solomillo no le iba a la zaga y la tarta ya era para nota, menuda comilona. Al pedir la cuenta otra sorpresa, 40$ los dos, dejamos una buena propina, porque se lo merecían, que pena que sólo vayamos a estar unas horas en esta ciudad.
Rodando al hotel y para la feria del condado a ver el rodeo. La feria nos defraudó mucho, esperábamos algo más de vida, pero estaba muy centrada en el ganado y luego había cuatro puestos de artesanía que no merecían la pena, eso sí la exposición de maquinaria agrícola alucinante:
Entramos al rodeo y de nuevo el himno, esta vez más solemne si cabe, estamos en Utah, estado de los mormones, y antes del himno se reza y se da gracias al señor por poder estar allí. La verdad que impresiona verlo y se te pone la carne de gallina, esta vez una niña entona el himno mientras una mujer, vestida con los colores de la bandera, pasea por el terreno una bandera de los EEUU montando a caballo a ver si conseguimos subir los videos a youtube para poner el enlace.
El rodeo en sí está bien, al menos es curioso de ver, el problema es que al final se hace un poco largo (2 horas y media) y repetitivo. Van saliendo los distintos cowboys ha hacer pruebas como doma de caballo salvaje, captura de un ternero con lazo, montura sobre toros,... aquí dejo unas imágenes:
El ambiente muy auténtico, éramos los únicos extranjeros del lugar y la verdad que no encontrarte con turistas como tú se agradece, aunque desde mi punto de vista, lo del rodeo, no es algo para recomendar, aunque si por casualidad se da uno cerca de donde te encuentras, es bonito de ver.
22.30 en el hotel, decidimos en lugar de salir para Moab en ese momento dormir 3 horillas en el hotel y luego carretera para llegar justos a las 7.45 al punto de encuentro del rafting.
Noche dura, pero eso ya es cosa de otra etapa.
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