viernes, 5 de agosto de 2011

3 de agosto – La lluvia en NYC no es una maravilla!


Arrancamos el día con un buen donuts de esos sin agujeros bien glaseados y con bien de mermelada de raspberries dentro, estos tipos cuando se ponen a meter calorías al cuerpo saben hacerlo. Cogemos el metro y en 5 minutos desde nuestro hotel de reloj nos presentamos a rendirle tributo al rey de Manhattan, el ESB o para los profanos Empire State Building, sin duda un “must see” de esta ciudad y como muestra un botón:

Sin embargo, dos peros bastante importantes, el primero es que si bien las vistas son impresionantes sobre el Midtown de Manhattan (aquí abro un comentario didáctico, Manhattan tiene básicamente dos zonas de rascacielos, el Downtown donde se concentran alrededor de Wall Street y el Midtown desde el ESB hasta Park Avenue dónde se encuentran los más míticos como el propio ESB, Rockefeller Center, Trump Tower, edificio de MetLife, Naciones Unidas,.. y por encima de todos ellos el más esbelto y bonito el Chysler) hay a quien le produzcan tal sensación de dejavu que es posible le deje frío, además gente hay a patadas y colas, casi nada, hora y media para llegar arriba y eso que era primera hora, pero cola para el arco de seguridad, para las entradas, para el primer ascensor, para el segundo y para salir fuera y una vez en el mirador tortas para coger un buen sitio, vamos lo de siempre que el ser humano estropea bastante las cosas, aún así nadie puede irse de NY sin pasar por el más grande.

Una vez visto al jefe de la ciudad nos encaminamos 5th avenue al sur para visitar otro de los símbolos de NYC el Flatiron Building con el Madison Square  Park a sus pies donde nos encontramos con esta sorprendente estátua:

De allí cogimos Broadway para que nos llevara al famoso mercado de fruta de Union Square, tan famoso como decepcionante, esta gente no ha visto ni un melocotón, ni una lechuga de campo en su vida, otra de esas cosas que no entiendo como son recomendadas por la gente, menos mal que encontramos en un esquina un Starbucks dónde siempre nos acogen con wifi y sillón libre que a estas alturas no estaba nada mal.
Tras visitar un par de tiendas de la zona nos encaminamos por la 14 hacia el oeste en busca de la 8ª avenida para localizar un bar recomendado y que todo el mundo que esté en NY y quiera comer una hamburguesa de primera debe de visitar. El sitio es Corner Bistro y la hamburguesa es una seria candidata a eregirse como la mejor del viaje, todo bueno y natural, queso, bacon, lechuga, cebolla, pepinillos, y una carne de primera:
Desde aquí bajamos por Greenwich Avenue visitando todo el Village y haciendo una pardita pertinente en la tienda oficial de los bomberos de NY. Desde aquí hasta Washington Park y bajando hasta Tribeca callejeamos por varias calles del Village, Soho y el propio Tribeca. Unos barrios tranquilos, bonitos, residenciales, con mucha gente joven, locales de moda, galerías de arte, una buena zona para pasear tranquilamente. Y llegando a Tribeca nos encontramos con la frikifoto del día, “Who ya gonna call?...... ghosbusters”
Aquí se empezó a torcer la tarde y comenzó a llover, nos metimos en un pub americano de libro a echar unas Bud Light, aquí todas las bebidas son Light, diet, bio,.. pero luego la comida grasienta hasta morir, será para acallar la conciencia. En fin, como escampó un poco decidimos probar suerte en el Upper East Side, la zona de los ricos, los pijos y Gossip Girl, por supuesto. Estuvimos callejeando un poco viendo lo poquita cosa que somos y llegamos hasta Park Avenue, para mí la calle más bonita de NYC, donde te mezclas con la cream de la cream.
Aquí ya fue donde se terminó de complicar el día, eran las 6 pasadas y comenzó a chispear, nosotros por supuesto sin paraguas, hasta que la tormenta rompió y empezó a llover sin por primera vez en un mes. Nos resguardamos de la lluvia en las escaleras de una iglesia baptista, que por las pintas de la gente que entraba debe de ser la más rica de NY, yo creo que hasta alguno hizo ademán de echarnos unos dólares pensándose que érmos vagabundos. Esperamos como tres cuartos de hora allí cobijados y como la cosa no tenía visos de parar y los museos estaban ya cerrados decidimos meternos en el metro dirección al hotel. Compramos en un deli cercano un poco de fiambre y pan y para la habitación a descansar que al día siguiente toca madrugón del bueno.

Seguimos en la brecha…

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